viernes, 25 de junio de 2010

Herencia





Obra del artista cubano Abdiel Acosta.







"Camino del patíbulo, ha buscado su rostro
como quien busca el rostro de la muerte.
Culpable repite,
repetirá culpable una y otra vez
y el camino será más corto y el tiempo menos árido".
Heriberto Sánchez Medina, en Hanging Judge


Cada día me parezco más a mis difuntos
me miro al espejo y noto la misma placidez
de la mirada de mi madre, su aire bohemio
y desnudo, casi rayano en la indiferencia;
también similar gesto con la boca
al que hacía mi abuelo, cuando camino de la vega
el sol le chamuscaba la piel y le extraviaba la mirada;
igual rubor en el rostro al de mi abuela, que
terminó sus días con un cáncer de tiroides
y en las noches, después de la aplicación del yodo radioactivo,
chamuscaba lucecitas verdes en la oscuridad
entre sus sábanas de lino almidonada y su nariz llena de humo
por la hornillo de carbón
entonces ya era una aparición en pleno ascenso hacia la nada.

De mi padre conservo aún esa templanza y hasta cierto
aire circunspecto para mirar al enemigo e irrumpir
entre las reglas del juego de la competencia profesional;
también una fenotípica inclinación por el alcohol
hasta que la boca se aletarga y
no se distingue entre el consuelo de
una tibia sonrisa y una mueca de insensible hartazgo.

De mi bisabuela paterna, de origen canario,
guardo su percha, su etiqueta para las grandes solemnidades
su ironía como hacha corta cabezas contra los intolerantes
y hasta cierta cara compasiva ante la vulgaridad existencial.

De Juan Amador, mi abuelo paterno,
(gracias a los orishas y al marxismo leninismo),
no heredé ni un ápice, siempre fue un sádico con mucha plata/
que colgaba a sus hijos cabeza abajo de los árboles,
cuando por impericia no cumplían las faenas de la hacienda.

Quizás ello explique que su velorio fuera una fiesta y
sus hijos prepararán la gran repartija con sus autos/
era una forma de desquite, de liberación adolescente
de revancha caída del cielo/
se arrancaron un gran peso de encima,
cuando le incomunicaron en su caja de bronce.

De mi tío "Chito", aquel que murió sin cabeza
cuando un machete haitiano le truncó la mirada
por una pelea de cercas corridas durante una madrugada
(en plena finca de Candelaria)
dicen que heredé semejante sangre para la lidia,
la misma posición filosa ante la desidia, igual lengua dura
y punzante para la pedrada.

Me contemplo y siento que soy un poco de todos/as
un grano de arroz, mecido por el estival soplo del sur
(donde abrevan pescadores)
un viejo árbol del pan que ya no ofrece frutos
un barranco oloroso y apacible por donde nadie cae/
un fantasma que - muy a su pesar - todas las
noches escruta su rostro, (que ya no reconoce),
frente a un enmohecido espejo
y persiste obstinadamente en dejar hablar al viento
la más severa compañía para las ànimas extraviados
sin consuelo.

3 de octubre 2008

martes, 15 de junio de 2010

Cartagena de Indias: Y su linajudo desaliño




Texto y Foto: Juan Carlos Rivera Quintana






Ni aceites en botijuelas, ni carabelas, ni cruz, ni espada… Cartagena de Indias, en Colombia, es otra cosa, sólo que por reiteraciones de los slogan turísticos sigue asociándose a una ciudad amurallada, detenida en los tiempos del folletín y los patios coloniales. Pero ella es mucho más…. prefiero emparentarla al embrujo de una luz que cae a la tarde sobre su mar ambarino, cambiante y mudo, casi plano; a la llovizna pertinaz y sempiterna del mediodía que hace transpirar el bochorno de unos 35 grados; al encanto de un buen ballenato en una tarde de rumba en las coloridas y típicas chivas (colectivos) por toda la ciudad; al recibimiento del atardecer en la Isla Barú con un buen mojito en el bar del hotel Royal Decameron y hasta a la visita al Convento Santa Cruz de la Popa, un caserón casi fantástico, envidiablemente ubicado sobre la cumbre más prominente de la ciudad (150 metros por encima del nivel del mar) y fuera de sus murallas desde donde puede divisarse – como una atalaya vetusta – toda la región y donde se ubica el retablo, enchapado en oro, que cobija a la Virgen de la Candelaria, Patrona de Cartagena, que fuera bendecida por el Sumo Pontífice.

Pero también es la sordidez de sus calles sin retoques turísticos con balcones a punto de venirse abajo y macetones rotos y cuajados de flores que desafían la ley de gravedad, junto a la algarabía de sus habitantes, en su mayoría negros y negras vestidos de colores estridentes - que hablan como si cantaran y caminan como si bailaran contoneando sus cinturas y sus hombros en perfecta armonía erótica y gesticulan como si portaran grandes abanicos en sus manos. Tambièn es el deambular de turistas que llegan en los más de 168 cruceros que atracan en sus muelles anualmente hablando todos los idiomas y vestidos de las maneras más dispares y estrafalarias posibles.

Y es que la Heroica - como tambièn le llaman a la ciudad - capital del departamento colombiano de Bolívar, es uno de los destinos más codiciados, hoy en día, del turismo latinoamericano por su emplazamiento a orillas del Mar Caribe y por ser el segundo centro urbano de importancia en el área que mantiene una temperatura agradable en sus playas y un clima de eterno verano.

Cartagena, ubicada en el extremo nororiental de Colombia, fue fundada en 1533 por Don Pedro de Heredia y durante toda la época colonial española fue uno de los puertos más importantes de América que conoció hasta del asedio de corsarios y piratas, incursiones que alimentaron la imaginería literaria de muchos buenos escritores latinos y que hizo que la urbe se rodeara de grandes murallones para defenderse. La independencia supo conquistarla el 11 de noviembre de 1811 cuando logró declararse soberana del yugo de España y comenzar a hacer su camino sola y sin padrinazgos foráneos.

Hechizo y lujuria negra en una Babel latina

Uno de los hitos culturales más importantes de la Ciudad Amurallada resultó ser la declaración de Patrimonio Nacional de Colombia, en 1959, y su título de Patrimonio de la Humanidad, entregado por la UNESCO, en 1984. Desde entonces se ha convertido en sitio de peregrinación de ciudadanos de todo el mundo y de turistas deseosos de descubrir sus encantos cuasi mágicos. Se cuenta que en cierta ocasión el Premio Nobel de Literatura, el colombiano García Márquez, quien posee allí una de los más hermosos caserones con patio interior, llevó a un amigo español a recorrer la ciudad y después de un almuerzo creolé, una visita por los confines antiguos del barrio y sus mercados populares el exigente europeo le comentó con sarcasmo gallego al escritor de “Cien Años de Soledad” que después de adentrarse en aquellas misteriosas callejuelas y centros comerciales él era “un notario sin imaginación”. Tal fue el hechizo que ejerció sobre el visitante que le llevó a calificar al “Gabo”, todo un gigante del realismo mágico con ese epíteto cuasi despectivo. No por gusto hasta el “The New York Times”, uno de los diarios más influyentes en la opinión pública norteamericana recomendó dicha ciudad, en el lugar 26, entre los 31 lugares/o países que debían visitarse, en 2010; del mismo modo que la emblemática Revista Nacional Geographic Traveler ha destacado la belleza patrimonial y el encanto de los hoteles boutiques en la ciudad amurallada, que se mixturan con su vida nocturna.

El viajero recién llegado tampoco puede dejar de visitar el Castillo San Felipe de Barajas, una inmensa fortificación levantada estratégicamente por los españoles para proteger a la ciudad de las posibles invasiones. Dicho fortín, ubicado en la Colina de San Lázaro, resulta una inmejorable vigía terrestre y marítima y es una de las más complejas y acabadas obras de ingeniería militar de la colonia, con un tejido sorprendente de túneles, galerías, desniveles, vías de escape y trampas, algunas incluso por descubrir aún.

Pero si quiere tener una imagen más completa de la ciudad no puede olvidar su ciudad vieja o centro histórico con sus calles adoquinadas, sus plazas llenas de gracejo popular, restaurantes típicos donde sirven los riquísimos plátanos tostones o a puñetazos, acompañados con carne ripiada, sus sopas de vegetales que resultan casi fueguinas para el paladar turístico calcinado de tragos con mieles, azucares negras y mulatas y un sol impiadoso. Una vez que traspase la Torre del Reloj ya estará en el corazón de la urbe y entonces no puede no ir al bar “Donde Fidel”, ubicado en la Plaza de los Coches, uno de los mejores sitios de salsa cubana, donde puede degustar un excelente Cuba Libre (la mentira maldita, diría un amigo) o una fría cerveza, rodeado de las fotografías de su propietario con grandes figuras del ambiente artístico y literario insular.

No estaría completo su periplo si no se retrata frente al monumento realizado por el reconocido artista colombiano Fernando Botero, que lleva por nombre artístico: “Figura reclinada 92”, pero que todos llaman popularmente “La Gorda Gertrudis, de Botero”, en alusión a una mujer desnuda, de 650 kilos, que reposa sin inhibiciones su obesidad sobre una base de piedra coralina, ubicada en la Plaza de Santo Domingo. Tampoco debería dejar de ver y fotografiarse junto al conjunto escultórico a los Zapatos Viejos, emplazado detrás del Castillo de San Felipe, y que constituye todo un homenaje al gran poeta cartaginés Luís Carlos López, pues recuerda su poema: “A mi ciudad natal” que recitaba: “ Fuiste heroica en los años coloniales/ cuando tus hijos, águilas caudales,/ no eran una caterva de vencejos./Más hoy, plena de rancio desaliño/ bien puedes inspirar ese cariño/ que uno les tiene a sus zapatos viejos”.

Al final, para quedar completamente encandilado/a les recomiendo un paseo en lancha rápida por la bahía hasta avistar las 27 islas, cayos e islotes que conforma el archipiélago de Nuestra Señora del Rosario y la Isla Barù, donde se ubica el Royal Decameron, un hotel resort- spa-centro de convenciones, cinco estrellas, que aunque en construcción aún ofrece un servicio de primera y unas noches de jolgorio entre bailarines profesionales, carnavales del mundo y un restaurante-buffet como el “Portonao”, que hace gala de los platillos más genuinos de la cocina tradicional colombiana. Y después- y antes de irse a dormir- un medido o desmedido trago de “María Mulata”, con abundante ron colombiano, salpicados por las canciones en creolé sanandresano, lengua palenquera y portuñol de una de las interpretes más prometedoras y versátiles de la música tradicional de esa Nación, María Mulata, que hace ritmos litoraleños y remeda a sus ancestros de los palenques cimarrones. Nunca pude saber – y pido disculpas a los lectores - si el trago es en homenaje a su nombre o ella lleva el nombre del trago. Y todo por razones obvias: exceso de alcohol.

lunes, 14 de junio de 2010

Sentada en la escalera




Obra de la artista Liliam Cuenca.




“Siempre he pensado que el poeta no es sólo el que habla,
sino también el que oye”.
Octavio Paz, en su discurso para recibir el Premio Nobel.


No he podido todavía enterrar a mis muertos
Han pasado varios años y sus cenizas se esparcen
Sin consuelo en distintos cementerios allá y acullá
Entre la tierra rojiza, arenosa y pegajosa de la isla,
Sus huesos descansan en páramos oscuros
donde no debieran estar
En lóbregos camposantos, al final del camino,
En criptas húmedas alquiladas por un año a un vecino
en moneda libremente convertible.
Sigo pensando en esa pequeña vasija donde
Pongo desde lejos algunas flores que se marchitan rápidamente,
Detengo la mirada en la vieja foto de mi madre recostada
contra la mata de mango
con su psoriasis visible en las rodillas,
O en la foto de mi padre con los ojos vidriosos por el alcohol.
Es lo único que puedo hacer desde este culo del mundo.
Recordarles en sus cumpleaños
y en ciertas tardes calurosas de aquel último aciago viaje en que corría
a comprar helados para paliar el tedio y el sol calcinante del mediodía.
El duelo no ocurre, no llega, no lo sé hacer…nadie me lo enseñó.
Aún les veo, sobre todo a ella... cabizbaja y cansada de soportar tanta distancia,
Se entregó a la muerte después de algunas esperas demasiado largas
Se cansó, no quiso seguir sentada en la escalera…
Dejó de ser la columna pétrea que lo sostenía todo,
Se durmió serena, sin ahogos, como un ángel
y no abrió nunca más sus ojos, se desmoronó apaciblemente
su corazón se quebró en mil añicos cual fina porcelana.
A la mañana lo fueron a recomponer sobre las sábanas blancas
Pero ya era demasiado tarde para una sobrevida
Una sonrisa plácida se enseñoreaba sobre su cara feliz.
Aun la veo con su falda blanca de rosas rojas y su pulóver negro
Y sus zapatos ballerina para las fiestas populares…
entre negros y negras henchidos de gozo, repletos de transpiración y dicha.
La veo asomarse al espejo del cuarto y peinar su cabello canoso y violáceo
Con la coqueta feminidad de una mujer deseada que se marchita
Con el modoso encanto de alguien que sabe que la suerte está echada
Que había que escoger entre la vega de tabaco o la ciudad
Entre la luz de un quinqué mortecino o la electricidad citadina
Pagada a altas cuotas de sacrificio.
No tuvo ni altares ni monumentos ni grandes joyas,
Sólo jornadas entre el fogón y la casa, entre el tedio y la mansedumbre.
Firme desafió el calendario y sorteó gritos e insultos paternos
Infidelidades y aquella malsana costumbre a la descalificación.
Con la inteligencia de alguien que nació para mejores tiempos
Que nunca llegaron más.
Quizás por eso serena y sin ahogos se cansó
no quiso seguir sentada en la escalera
Se puso – sin arrepentimientos- de espaldas al mundo
y nos dejó solos para siempre.


Buenos Aires, 4 de junio 2010.

martes, 1 de junio de 2010

Curso teórico práctico: Los géneros de opinión o “géneros pensantes”: Talón de Aquiles del periodismo latinoamericano.








Obra del artista cubano Roberto Fabelo.

Profesor: Lic. Juan Carlos Rivera Quintana.
Escuela de Periodismo Círculo de la Prensa.
Año 2010, sesión Sábado, a partir del 3 de julio, durante ocho encuentros, de 10:00 a 12 del mediodía
. Para más información llamar a los teléfonos: 4334-5981 o enviar correo a:islaenpeso@yahoo.com.ar


Objetivos:
1-que sepan aplicar los recursos expresivos a la hora de la redacción periodística de los géneros de opinión. Además que puedan aplicar resortes y técnicas para narrar, describir situaciones, comentar y argumentar, interpretar para construir estos géneros periodísticos.
2- que se adentren en la obra de destacados periodistas que trabajan la opinión y el análisis en América latina por medio del examen de sus trabajos periodísticos en la prensa gráfica.
3- que aprendan a utilizar un lenguaje y una escritura coherente y fluida en el abordaje de estos géneros.
4- que puedan manifestar emociones frente al hecho de la lectura y la redacción periodística de estos géneros de opinión.
5- que profundicen el Proceso de la Comunicación de los géneros de opinión como un proceso de construcción de sentidos.
6- que puedan diferenciar los géneros periodísticos de opinión y profundicen en las fuentes de información posibles para recabar datos para sus trabajos. Los estilos que precisan y los tonos.

Contenidos:
1- Los géneros de opinión o “géneros pensantes”, también conocidos como interpretativos: editorial; comentario; artículo de fondo o de opinión; reseña; crítica y la crónica. La argumentación, la exposición como recursos expresivos. El uso de las fuentes primarias y secundarias en estos géneros. Los resortes persuasivos. La lógica argumentativa. La polémica y la responsabilidad ética en estos casos. La raíz informativa de estos géneros.

2- El editorial o el periodismo “por encargo”. El punto de vista institucional del medio para el que se escribe. Su tono protocolar, comedido, austero y casi anónimo. Su estructura: fase informativa, interpretativa y deliberativa o conclusiva. Tratamiento especial en los diarios en cuanto a ubicación, paginación y diagramación. El “nosotros mayestático” de su estilo.

3- La crítica cultural: un texto en sí mismo, un acto creativo, integrado al discurso reflexivo. El arte de juzgar al otro/a. Sus características y estructuras posibles. La personal estimativa y la verdad como construcción en una crítica periodística; su rol como instrumento educador, informador y el entretenimiento. Análisis y síntesis, la competencia del crítico, la ambigüedad de su formación, sus herramientas teóricas. La opinión pública. ¿Emocionar al lector con subjetividades? La calidad literaria de la crítica y la independencia de criterios. La crítica cinematográfica, la literaria y la crítica deportiva.

4- El comentario, un texto argumentativo con un tono más coloquial y popular. El uso de la ironía, la sorna, los proverbios y otros recursos discursivos. Convencerse e informarse para convencer e informar al lector. Estructura y redacción. La responsabilidad con lo que se opina. Toque valorativo y orientador. El comentario político y su tono punzante, agresivo e insinuante. La ideología de quien comenta.

5- La columna, como ejercicio del comentario: la curiosa comunión, una liturgia rara con el lector. El “yo” y el ego del que escribe una columna, su prestigio intelectual, periodístico o literario, la fascinación que ejercen los columnistas. Una caracterización a tiempo. La columna analítica y la columna personal. Grandes columnistas hispanos.

6- El artículo de fondo o de opinión: su rol interpretativo, analítico y argumentativo. La libertad expresiva de la que gozan los articulistas. Prestigio y autoridad de quien redacta y se responsabiliza con lo escrito. Un grado superior de madurez profesional y responsabilidad social en este género. Convencer a los lectores. El articulista como “líder de opinión”. La investigación periodística para poder tratar un tema en este género, el conocimiento periodístico y la búsqueda de fuentes primarias y secundarias. La especialización en este género.

7- La reseña: su carácter eminentemente descriptivo. El rol de marketing de este género periodístico. Información rápida e impresionista. Estructura; diferencias y similitudes con la nota informativa. Algunos ejemplos.

8- La crónica: esa botella echada al mar, desde una isla, para que un barco que pase la encuentre y lea el mensaje. Sus posibilidades narrativas. Límites y desbordes entre la literatura y el periodismo en este género tan particular y difícil. El mestizaje por naturaleza de la crónica y los recursos expresivos del periodista. Las impresiones personales. Su estilo evocativo, emotivo. Su raíz informativa. Estructuras y redacción. Grandes cronistas latinoamericanos. De García Márquez a Roberto Arlt y sus aguafuertes porteños.

Bibliografía:
-Martín Vivaldi, G. Manual de Redacción Periodística. Editorial Paraninfo, España, 1999.

- Castelli, Eugenio, Manual de Periodismo, Editorial Plus Ultra, (1981)

-Arnold C., Edmund, Tipografía y diagramado para periódicos, Sociedad Interamericana de Prensa (1965).

-Benítez, José A. Técnica Periodística. Editorial Pueblo y Educación. Ciudad de La Habana, 1983.

- Halperín, Jorge, La entrevista periodística, Editorial Paidos, estudios de comunicación, Buenos Aires, 1995, primera edición.

-Schmucler, Hércot, Memoria de la Comunicación, Editorial Biblos, Comunicación, Medios y Cultura, Buenos Aires, segunda edición, 1997.

- Moreiro, Julián, Cómo leer textos literarios. EDAF, Madrid, 1996.

- Fundación del Nuevo Periodismo latinoamericano, Relatoría y memoria de la primera ronda de juzgamiento del Premio Nuevo Periodismo CEMEX-FNPL, quinta convocatoria, en la categoría de prensa gráfica.